Como un producto, básico fabricado en serie
una copia indistinguible entre los otros
con total ausencia de valor individual.
Nada de malo en ello, salvo cuando estorba
gimoteando con su propaganda histriónica
histérico, desesperado por destacar.
Una triste evidencia consumista
de una cultura socioeconómica decadente
conformada por estupidez, grasa y basura.
Así que por mucho que estés en oferta,
no te compares con una pieza única; arte.
Llorón genérico en promoción innecesaria.
Cállate.